viernes, 22 de octubre de 2010



LA EDUCACION DE LOS NIÑOS: Con la abolición del matrimonio se plantea la cuestión de la educación de los niños.
 Su crianza, desde el embarazo de la madre hasta su madurez, y su formación y educación, igual para todos
 -una formación industrial e intelectual donde se combinen la    capacitación para el trabajo manual y mental-
deben corresponder fundamentalmente a la sociedad libre.
LA SOCIEDAD Y LOS NIÑOS: Los niños no son propiedad de nadie: ni de sus padres ni de la sociedad.
 Sólo pertenecen a su propia libertad futura. Pero en los niños esta libertad no es todavía real;
 es sólo una libertad en potencia. Porque una libertad real -es decir, la conciencia plena y su realización
 en cada individuo, basada fundamentalmente en el sentimiento de la propia dignidad y en un auténtico respeto
 por la libertad y la dignidad de los otros, o sea basada en la justicia - sólo puede desarrollarse en los
 niños
 mediante un desarrollo racional de su inteligencia, carácter y voluntad.
De aquí se deduce que la sociedad, cuyo futuro depende por completo de la adecuada educación e instrucción de
 los niños
 y que, por tanto, no sólo tiene el derecho sino también la obligación de velar por ellos, es el único
 guardián de los niños de ambos sexos. Y como la futura abolición del derecho a la herencia convertirá a la
 sociedad en el único
heredero, ésta tendrá que considerar como una de sus primeras obligaciones el suministro de todos los medios
necesarios
 para el mantenimiento, la formación y la educación de los niños de ambos sexos, con independencia de su
origen o de sus padres.
Los derechos de los padres se limitarán a amar a sus hijos y ejercer sobre ellos la única autoridad
compatible con ese amor,
 en la medida en que esta autoridad no atente contra su moralidad, su desarrollo mental o su libertad futura.
 El matrimonio como acto civil y político, al igual que cualquier otra intervención de la sociedad en
cuestiones amorosas,
 está llamado a desaparecer. Los niños serán confiados - por naturaleza, y no por derecho - a sus madres,
 quedando
la prerrogativa de éstas bajo la supervisión racional de la sociedad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario